Con la aparición del WWW, a principios de los años 90 del pasado siglo, se produjo un crecimiento vertiginoso del número de usuarios y recursos de información en Internet.
Se estima que diariamente se incorporan unas 7.3 millones de nuevas páginas. Asimismo, la mayor parte de los usuarios que acceden a la red consumen el 50% de su tiempo en línea en la ejecución de búsquedas y cerca del 90% emplean los buscadores para encontrar la información que necesitan.
Internet se ha convertido en una gran biblioteca caótica que duplica continuamente su tamaño. Según los informes de Nua Internet Surveys, ya en septiembre del año 2002, un estimado de usuarios de alrededor de 605,6 millones, se conectaban regularmente a la red para explorar este gran yacimiento, calculado en aproximadamente 2 exabyte de información electrónica (1 exabyte equivale a 1000 millones de gigabyte de información electrónica), localizada en más de 2 billones de páginas web en todo el planeta.
Ante estas circunstancias, se desarrollaron los llamados motores de búsqueda, un tipo de herramienta imprescindible para explorar el océano de información existente en la red: Google, Altavista, Yahoo, AOL y otros. La década de los años 90 del pasado siglo fue el escenario donde surgieron y se desarrollaron la mayoría de los actuales motores de búsqueda. Se estima que existen en la red alrededor de 5.300 buscadores, de los cuales 5.000 son internacionales y unos 300 son hispanos. Estas herramientas se perfeccionan continuamente, poseen una interfaz cada vez más amigable, y se han adaptado a nuevas exigencias, especialmente en el campo de la recuperación de información. Un navegante en Internet halla regularmente sólo aquello que está registrado en algún buscador o en un gran motor de búsqueda.
Entre los buscadores tiene lugar una gran carrera para posicionarse en el web y ganar la preferencia de los navegantes, debido a que este servicio, que en un principio se promocionaba como libre y gratuito, se convirtió en un negocio multi millonario, debido, no sólo a la venta de publicidad, sino en mayor medida, a que los buscadores recolectan datos del usuario con fines de lucro, como generar publicidad dirigida, campañas para partidos políticos, y otros fines no tan claros de los que nunca sabremos. Estas prácticas, muchas veces al margen de la ley, que incluyen no sólo buscadores sino servicios de redes sociales, han generado varios escándalos internacionales, como la interpelacion al director y dueño de Facebook por haber vendido datos personales de sus usuarios a la empresa Cambridge Analytica para ser usados en campañas políticas.
Estos motores o robots sólo pueden ver aquella parte de Internet que es abierta, es decir, las páginas a las que el robot puede dar una dirección, pero estos robots no pueden ver aquella información que está detrás de una base de datos, aquella información a la que se accede mediante una clave de acceso (password) o aquellas páginas que resultan de una búsqueda en una base de datos.
En ocasiones, un sitio de búsqueda no satisface plenamente las necesidades de información del usuario. Sin necesidad de explorar de forma individual varios buscadores para encontrar resultados pertinentes, Internet dispone de herramientas que permiten interrogar varias bases de datos simultáneamente desde una única interfaz, a ellos se les denomina metabuscadores, buscadores múltiples, multimotores o megabuscadores.
Una variante de los metabuscadores son los multibuscadores, que presentan en una sola pantalla, las ventanas de diversos buscadores, para que el usuario elija en cuáles desea realizar la búsqueda.